La cumbre tecnológica eG-8, cuyo principal propósito fue analizar la creciente influencia de Internet en la sociedad; en el referido acto participaron algunos líderes de importantes empresas tecnológicas, como Facebook, Google y Amazon. Los usuarios lamentablemente fueron excluidos en el gran debate.
Nicolás Sarkozy, presidente de Francia, finalmente consiguió que el papel de los gobiernos en la regulación de Internet fuese incluido en el borrador de la declaración final del G8, a pesar de ciertas reticencias de Estados Unidos; Internet ha contribuido a forjar una nueva ciudadanía, la cual no se limita a mantenerse informada de los principales asuntos de interés público, sino a participar en la discusión y análisis a través de algunos de los principales ambientes mediáticos que introdujo la web 2.0, entre los que destacan las redes sociales.
Por supuesto la nueva opinión pública emergente resulta sumamente incómoda a gobiernos de carácter autoritario; Internet ha venido gestando un nuevo orden informativo internacional. Recordemos que en el desarrollo de la "primavera democrática" en algunos de los países del mundo árabe, las redes sociales, y Twitter especialmente, observaron un rol protagónico.
Las filtraciones realizadas por WikiLeaks generaron enorme nerviosismo en todos aquellos gobiernos renuentes a hacer transparentes sus actos y rendir cuenta de éstos a la ciudanía; la imaginación autoritaria no solo pretende criminalizar el periodismo de investigación -como atinadamente destacó Julian Assange la semana pasada-; peor aún, la imaginación autoritaria parece dispuesta a convertir a Internet en la policía del pensamiento (Orwell); algunos gobiernos, por ejemplo, pretenden obligar a los proveedores de Internet a revelar información de los usuarios que descargan ilegalmente archivos de música o películas. En China, India y Cuba se practican diversas formas de censura a los contenidos.
Un argumento que insisten presentar quienes pretenden limitar la libertad de expresión en Internet, destaca que el desarrollo de la red ha propiciado una zona de excepción a normas éticas y morales, como se deduce de las palabras del presidente Sarkozy: "El universo que representa no es uno paralelo, libre del imperio de la ley, libre de la moral y de los principios fundamentales que gobiernan la vida social en los países democráticos. Desde el momento en que Internet se convirtió en parte de la vida de la mayoría de la población, sería una contradicción mantener al gobierno lejos de este inmenso foro. Nadie puede o debe olvidar que los gobiernos en las democracias son los representantes legítimos de la voluntad popular".
Fuente: Octavios Islas* | El Universal
30 de Mayo del 2011
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